La falta de deseo sexual es una dificultad muy común en muchas personas creando problemas personales y de relación.

En las relaciones de pareja, la falta de libido puede generar tensiones, ya que el sexo es una forma de conexión emocional y física importante. Si uno de los miembros tiene un deseo sexual bajo, el otro puede sentirse rechazado o insatisfecho, lo cual puede llevar a conflictos y distanciamiento si no se maneja con comunicación y comprensión.

 

 Qué es la falta de deseo sexual

 

Los pacientes que presentan una inhibición del deseo sexual suelen actuar de determinada manera, priorizando cualquier tarea antes que el contacto íntimo. Esto les supone mucho sentimiento de culpa por no cumplir con las normas sociales y no responder a las demandas implícitas de su pareja.

No se debe confundir la ausencia temporal de ganas de tener relaciones sexuales con la falta de deseo sexual, que es una dificultad de origen psicofisiológico.

Se considera un problema cuando la falta de deseo es persistente y recurrente y sucede desde hace por lo menos 6 meses.

La falta de deseo sexual puede tener un origen primario, es decir, estar presente desde siempre, o ser una dificultad adquirida con el tiempo (origen secundario). Además, puede ser generalizada cuando no existe interés sexual hacia ninguna persona o situacional si no aparece deseo sexual por la pareja, pero sí hacia otras personas o la masturbación.

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Causas principales de la falta de deseo en el sexo

 

Las causas pueden ser diversas: desde factores psicológicos como estrés y ansiedad, hasta problemas de salud o efectos secundarios de medicamentos o cambios en la relación de pareja también pueden influir.

  • El estrés y el ritmo de vida: La causa más frecuente es el alto grado de estrés que las personas vivimos día a día; un ritmo frenético lleno de tareas programadas que nos impide disfrutar del momento presente, de nuestras sensaciones eróticas y de la intimidad en pareja.
    Dentro de este determinante, tenemos la corresponsabilidad en las tareas domésticas. Una responsabilidad aún poco compartida en igualdad de derechos y obligaciones, debido a la cultura patriarcal existente. Esto provoca muchos conflictos en la convivencia reduciendo el interés erótico y convirtiéndose en una de las cuestiones más recurrentes en terapia sexual.
  • Problemas de pareja: la falta de deseo se puede deber a problemas internos en la relación. Ofensas no resueltas, problemas de comunicación que crean discusiones descontroladas, falta de implicación emocional por alguna de las partes, entre otras.
    En ocasiones, más que un deseo sexual bajo, pueden existir diferencias en los niveles de interés sexual entre los dos miembros de la pareja o discrepancias en los ritmos o preferencias eróticas. Esto no se consideraría una falta de deseo sexual, ya que ambas personas poseen niveles de deseo dentro del límite normal.
  • Educación sexual inadecuada: La educación sexual inadecuada y limitada, centrada únicamente en la prevención, promueve actitudes negativas donde la sexualidad se asocia al miedo y al tabú construyendo así, una base difícil para el desarrollo saludable de la erótica y su expresión.
  • Experiencias traumáticas: Las experiencias sexuales negativas, como una violación o un abuso sexual en la infancia, pueden tener una influencia importante en la vida sexual de la persona, generando repercusiones tanto en el deseo como en otras fases de la respuesta sexual humana.
  • Condiciones médicas: enfermedades crónicas o dolor durante el sexo pueden disminuir el interés en la actividad sexual, además de cambios hormonales o el efecto de algunos medicamentos.

Para tratarlo, es importante abordar las causas subyacentes, ya sea mediante terapia, comunicación con la pareja, cambios en el estilo de vida. Recuperar el deseo sexual es un proceso, pero con apoyo y estrategias adecuadas, es posible mejorar la sexualidad

Cómo tratar la falta o inapetenia de deseo sexual

 

Tratar la falta de deseo sexual comienza por identificar la causa subyacente. Es esencial hablar con una profesional de la salud para descartar problemas médicos. La terapia de pareja o sexual puede ser de gran ayuda para abordar cuestiones emocionales o de relación.

Cambios en el estilo de vida como hacer ejercicio, mejorar la dieta y reducir el estrés también pueden ser beneficiosos. En algunos casos, la medicación o suplementos hormonales podrían ser recomendados, siempre bajo supervisión médica. Es importante mantener una comunicación abierta con la pareja y explorar nuevas formas de intimidad que puedan despertar el deseo.

Recordemos que cada persona es única y lo que funciona para una puede no funcionar para otra; la paciencia y la experimentación pueden ser claves.

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