Charlas de café y anécdotas varias me han hecho replantearme el significado que sigue teniendo la menstruación en nuestra sociedad. Desde siempre, ha estado asociada a diferentes mitos y le hemos echado la culpa de muchos males, invisibilizandola y otorgándole un papel negativo.

«Peligro, tiene la regla» «con la regla, se te cortará la mayonesa» «la regla puede hacer marchitar las plantas» «hoy no, tengo/tienes la regla»

Estas y muchas más creencias han ido educando e influyendo en nuestra forma de relacionarnos con la menstruación. No obstante esto, aunque podríamos estar hablando infinitamente de su connotación en distintos ámbitos, mi intención, con este post, es analizar la influencia de ésta en nuestras relaciones sexuales.

¿Cuántas hemos sido rechazadas sexualmente por «estar en esos días«? ¿Cuántas hemos declinado el encuentro por tener a nuestra compañera? Y, chicos (digo chicos porque mayoritariamente es así), ¿Cuántas veces os ha dado aprensión acercaros a vuestra pareja o hablar sobre la menstruación y sus complementos?

Primero que todo, habría que analizar el tipo de información que recibimos sobre este tema ¿Como se cuenta en las escuelas? ¿Cómo se presenta en los medios de comunicación?

Siguiendo la tradición judeocristiana, que influye, como vemos, en el modelo educativo y médico; el ciclo menstrual se reduce sólo a un proceso biológico, centrándose en su función reproductora y promoviendo el rol mujer/madre. Además, al tratarse de un fenómeno casi exclusivo en la mujer, facilita la potenciación de valores machistas como la variabilidad emocional femenina o la actitud paternalista.

En cuanto a los medios de comunicación, se muestran imágenes artificiales que ocultan la regla, es decir, sustituyen la sangre por flores rojas o un líquido azul sospechoso.  Se esconde y  se rechaza; idea que unida a una falta de educación menstrual, produce que muchas mujeres y, también hombres, se relacionen con ésta desde la repulsión, viéndolo como un proceso desnaturalizado y desconectado de su cuerpo.

Todo esto, afecta a nuestra intimidad y a la manera de relacionarnos sexualmente con los demás. En las relaciones sexuales, el miedo principal es el manchar las sábanas y crear una situación incómoda con mi pareja sexual. Es verdad que la sangre es llamativa y más cuando se expande; no obstante esto, la cantidad media de sangrado es muy pequeña, entre los 30-70 ml (un tercio de una lata de coca-cola). Además, hay muchas opciones para estas situaciones como pueden ser las esponjas vaginales, o tener relaciones sexuales en la ducha.

No obstante eso, aunque nos han enseñado a esconder este tema desde el tabú, tener sexo con la regla, tanto a solas como en pareja, tiene múltiples beneficios.

Para las mujeres, la menstruación nos ofrece el momento ideal para mantener relaciones sexuales, ya que, mayoritariamente, tenemos más deseo cuando ovulamos o estamos con la regla, además de ser más sensible a las experiencias eróticas.

Además, el orgasmo produce la liberación de una serie de hormonas, las endorfinas y la oxitocina, que ayudan a calmar los dolores menstruales, potencian el vínculo entre los amantes y nos hacen sentir bien. La producción de oxitocina también actúa reduciendo los días de sangrado, ya que comprime el útero acelerando el proceso de descamación.

Por otra parte, la vagina cuenta con un ambiente más propicio para el acto, es decir, está más húmeda y caliente, cosa que mejora la lubricación evitando roces durante la penetración y permite acoger mejor al pene en el caso de una relación heterosexual.

Por tanto, tener relaciones sexuales con la menstruación ofrece muchas ventajas a nivel psicofísico y sexual, ya que nos permite disfrutar sin dolores, estimula nuestro deseo y nuestras sensaciones, produciendo un gran bienestar emocional y físico.

¿A qué esperas a comprobarlo?

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