En una sociedad, donde la sexualidad es coito i heterocéntrica, es decir, focalizada en la penetración y su función reproductiva; se olvida e incluso se castiga otras funciones de ésta, como son el autoconocimiento corporal o el mero placer. Es decir, aún, toda sexualidad fuera de la concepción judeocristiana es considerada tabu o socialmente no permitida, afectando a muchas personas y a su placer.

Hoy, quiero hablar de las personas con diversidad funcional, de su resiliencia y su sexualidad. Son personas que, a parte de tener que superar las barreras arquitectónicas de un contexto poco empàtico, se les obliga a abandonar su placer, se les impone un celibato y además, tienen que afrontar muros sociales. Por eso, la necesidad de este artículo, la urgencia de reivindicar que el placer es un derecho de todos y todas, sin límites o restricciones de género, orientación o funcionalidad.

PERSONAS CON DISTINTAS CAPACIDADES

Por las aparencias, muchas veces ni se plantea que las personas con diversidad funcional puedan tener placer. Muchas veces, sólo vemos una silla, un cuerpo diferente (no presente en los mediaos, no re-productivo. No obstante, son personas sexuadas y tienen la capacidad de experimentar sensaciones; de responder a una estimulación erótica en su cuerpo, y por tanto, de sentir deseo sexual. Es decir, la lesión cerebral, no tiene porque afectar a la recepción de sensaciones, sinó que muchas veces las dificultades son de movilidad.

Mi pregunta es: al igual que existe un asistente personal o las clases de rehabilitación o de movilidad. ¿Por qué no se tienen en cuenta las necesidades sexuales de las personas con diversidad funcional?

Y aquí entra la necesidad de la figura del o la asistente sexual. Estas personas ofrecen un servicio profesional (y social) cubriendo las demandas sexuales de las personas con diversidad funcional. Ayudan con sus manos a descubrir sensaciones nuevas en zonas que estas personas no pueden llegar. Es una relación de compartir. Es decir, no se reduce todo a un vínculo sexual, sino que se comparten momentos, sensaciones, placer, y sobretodo crecen y aprenden juntos sobre una nueva sexualidad.

Una sexualidad más rica, más integral.

Además de conocer y descubrir nuevas sensaciones eróticas en su cuerpo, lxs asistentes sexuales también ofrecen beneficios psicoemocionales a estas personas. Seguridad, autoestima, realización personal y más seguridad para futuras relaciones personales. Además, es importante destacar que las personas con diversidad funcional, tienen también diferentes orientaciones, deseos y fantasías.

Por eso, lxs asistentes sexuales deben contar con unas cualidades especificas; ser personas empáticas, entrenadas en comunicación asertiva y con experiencia en sexualidad funcional; además de tener alguna formación en el ámbito de la salud, sea psíquica o médica. Existen muchas asociaciones sobre sexualidad funcional donde acudir, como Yes, We Fuck o Sexualidad Funcional Valencia. Éstas te asesoran y te ofrecen un amplio abanico de talleres que van desde la rehabilitación psicofísica, hasta el enriquecimiento personal y sexual. En

En definitiva, todas las personas tenemos derechos sexuales; y entre ellos está el de disfrutar de nuestro cuerpo y placer sexual.

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