¿Quieres hablar de sexo con tu pareja y no te atreves? ¿Quieres exponerle alguna mejora en vuestras relaciones y no sabes cómo hacerlo? En este post aprenderás algunas pautas que te permitirán expresarte cómodamente y sin temor de cualquier tema de carácter afectivo-sexual.

Lo principal que debe quedar claro es que la comunicación en pareja es esencial para que una relación sea satisfactoria.  Pero… ¿CÓMO debe ser esta comunicación?

Antes de nada, tenemos que descartar la idea de que nuestra pareja sabe todo lo que deseamos en el terreno sexual; que es un telépata que conoce exactamente lo que nos gusta y lo que no. Aquí, es muy importante la responsabilidad propia y la importancia que le des a tu placer, por tanto, te hago una pregunta…

¿Cómo pretendes que tu pareja entienda o sepa lo que te gusta (o no) si no se lo dices?

Primero, hay que tener las ideas claras acerca de lo QUÉ quieres decir y CÓMO decirlo. Puedes apuntarlo en un papel y practicarlo en voz alta. Además de eso, es importante buscar el momento adecuado y dedicarle tiempo. Lo más recomendable  es no hacerlo antes de una relación sexual porque podría provocar tensión o presión influyendo en el encuentro. Tampoco después, porque la pareja podría interpretarlo como una evaluación personal de su ejecución. Por tanto, el mejor momento puede ser cuando estéis compartiendo tiempo juntos (tomando un café), en un ambiente cálido y sin valoraciones o presiones.

Hay que tener en cuenta que hablar de sexo implica entrar en un terreno muy personal, que puede provocar reacciones negativas si no se trata de una manera adecuada. Aquí lo primordial es utilizar la empatía, comprendiendo y poniéndose en el lugar del otro. También se debe usar una comunicación asertiva, exponiendo tus necesidades y peticiones, respetando siempre al otro y su perspectiva.

En lo que respecta al CÓMO decirlo, las conversaciones deben empezar elogiando a la pareja y destacando lo que sí te gusta.   Es mejor exponer nuestras demandas de forma positiva o como sugerencia de mejora. Es decir, cambiar la queja negativa por una petición positiva.

Por ejemplo: Me encanta cuando me penetras suavemente, en lugar de eres muy brusco y siempre me haces daño.

Además, hay que ser explicito y claro, centrándose en un aspecto a mejorar más que abrir distintos frentes a la vez; evitando sobretodo la crítica, la actitud defensiva o evasiva, y el desprecio.

Por último, se deben NEGOCIAR las demandas tratadas entre ambos miembros para llegar a un acuerdo común en el que los dos queden satisfechos y se comprometan a la mejora. Es importante que se hayan entendido las peticiones, preguntando a la pareja, y si es necesario, aclararlas o repetirlas.

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